El Artesano Digital

Sitio web de la filial de la Asociación Cubana de Artesanos Artistas en la provincia de Matanzas (ACAA). Artesanía, Matanzas, Cuba. Director: José Artiles Editor y redactor: Norge Céspedes

domingo, octubre 21, 2007

La guayabera, aunténticamente cubana


Por Orestes Ramos (Tomado de Trabajadores)


Panameños, mejicanos y filipinos reclaman su paternidad; Cárdenas, en la occidental provincia cubana de Matanzas, la tiene como patrimonio de su cultura local; es comprensible su apropiación por unos y otros; la guayabera es una prenda, que con su diversidad, lleva mucho tiempo enraizada a la forma de vestir de latinoamericanos y en otras latitudes.Hace muchos años el poeta Esbértido Rosendo, oriundo de Sancti Spíritus realizó pesquisas sobre el origen de la guayabera que lo llevaron a concluir que es una vestimenta auténtica de las tierras del Yayabo, río que atraviesa la ciudad que lo vio nacer. Para sus indagaciones acudió a escasos materiales sobre el tema en el periódico local El Fénix y otras publicaciones, así como a la oralidad, que hizo trascender entre generaciones la paternidad de esta villa sobre la prenda. Pero se entretejen versiones, una de las cuales afirma que ya desde 1705 un matrimonio de granadinos residentes en la Isla, José Pérez y Encarnación Núñez, recibió de España un modelo de una pieza con semejanza a la actual para que fuera reproducida en su taller; otra cuenta que fue un emigrado español quien la introdujo alrededor de 1750.Dicen por estas tierras que en sus inicios se la denominó yayabera, en alusión al río, también que tuvo un uso muy práctico por sus amplios bolsillos que aceptaban variados objetos; y por ello hasta le endosaron una cuarteta de autor desconocido que justifica uno de esos atributos:
Y le llaman guayabera
por su nombre tan sencillo
por llenarse los bolsillos
de guayabas cotorreras
Pero la guayabera tuvo fuertes detractores en sus inicios. Los primeros modelos eran rústicos, de algodón barato, y según relata un cronista de mediados del siglo pasado, recibió el epíteto de mamarracho. Independientemente de esa mala fama, por su practicidad la adoptaron las gentes más humildes, nuestros campesinos.Hubo un sastre cuyo nombre no se recoge que le vio la arista comercial al fenómeno y le agregó las alforcitas, mientras, una avispada costurera la engalanó adicionándole botones en lugares llamativos.A pesar de ello muchos pensaban que vestirla los haría lucir ridículos; pero a mediados del siglo XIX personas de la clase media vestidos con la prenda frecuentaban lugares donde antes eran mal mirados y ya en el XX pasó a ser vestimenta de la aristocracia, por supuesto hecha con las mejores telas.Aun quedarían tropiezos para la cómoda y elegante indumentaria más apropiada para nuestro clima que el traje con su inseparable cuello y corbata. Hasta dicen que un presidente de turno de la República mediatizada prohibió la entrada al Palacio de Gobierno con esa vestidura, también que un ministro de la época en ese atuendo, no identificado por un despistado carpetero de hotel, fue conminado a abandonar la instalación, aunque inmediatamente el advertido recepcionista se deshizo en disculpas con el funcionario público.No dudaron los espirituanos en enaltecerla con un decreto de la alcaldía en 1955 al designar el 1º de julio como Día de la Guayabera, coincidiendo con la fecha de nacimiento de esa figura cumbre de la décima y el criollismo que fuera Juan Cristóbal Nápoles Fajardo, el Cucalambé, quien escribiera una oda a la prenda que también honraba en su persona.
El edicto exigía que los funcionarios públicos asistieran a sus labores vestidos con el reconocido atuendo y se le solicitaba a la población que fuera fiel al acontecimiento portando la prenda en la ocasión.
En los años 40-50 el sastre espirituano Valeriano Vázquez llevó el sobrenombre de El Rey de la Guayabera, mientras en la cercana localidad de Zaza del Medio lo asumió otro apellidado Puig.
Con el pretexto de la guayabera
Promotores espirituanos apoyados por diversas instituciones han tomado a la guayabera como pretexto para un proyecto de reanimación cultural con múltiples facetas que se plantea acciones de forma permanente y la institución de un día cada mes en torno a un movimiento artístico espiritual.Las propuestas van desde la creación de coros de clave en centros educacionales, la enseñanza en esos lugares de la música de tríos, manifestaciones de raigambre en la villa, y el despliegue de artes escénicas, entre otras acciones que se ponen en marcha por estos días coincidiendo con las jornadas por la cultura cubana.Este proyecto de la Guayabera en su comienzo tiene entre sus variadas actividades la confección de un mural gigante dedicado a la prenda de vestir, la venta de libros y reproducciones musicales, la apertura de una casa para títeres, un taller sobre la crítica cultural en los medios de difusión, conferencias, la presentación de obras teatrales y conciertos de la Banda Municipal, entre otras múltiples actividades.También habrá lectura de poesía, narración oral, grupos musicales de variada factura incluido el rock, los imprescindibles tríos y la parranda espirituana de música campesina, acciones que con diferente dimensión tendrán repercusión cada mes cuando se celebre el Día de la Guayabera, no para rendir tributo a una forma de vestir, sino como forma de sistematizar acciones que contribuyan al crecimiento de los espirituanos.

miércoles, octubre 17, 2007

Puro Arte en FIART 2007

Por Maritza Tejera

Este año por primera vez Puro Arte estará presente en la Feria Internacional de Artesanía de La Habana, con un stand propio.
Una muestra con significativas piezas que han sido distinguidas en el evento Puro Arte se presentará en un stand en la oncena edición de la Feria Internacional de Artesanía FIART 2007, que del 8 al 16 de diciembre se efectuará en Pabexpo, en Ciudad de La Habana.
El evento nacional Puro Arte. Pasión por la artesanía dejará su huella en la oncena edición de FIART 2007 con muestras que van desde la artesanía y pasan por el coleccionismo, las artes plásticas -incluyendo la fotografía-, hasta llegar a los novedosos diseños de fantasía, con la moda asociada a la temática.
Con temática vinculada específicamente al tabaco y a su significado para la cultura, para la vida del cubano en sentido general, Puro Arte tiene ya cinco ediciones, las dos últimas de carácter nacional y ha demostrado ser una propuesta de gran impacto estético y de raigambre popular. Este certamen lo organiza la filial de la Asociación Cubana de Artesanos Artistas en la provincia de Matanzas.
Del 8 al 16 de diciembre venidero rotarán por Pabexpo, sede de FIART, obras premiadas en las cinco ediciones del evento. Así quienes visiten el stand podrán admirar piezas de Edrey Santana, Gilberto Rivero, Alfredo López, Lázaro Bouza y otros artistas más.
Pero también encontrarán los muebles de Gilberto Rodríguez Talavera; los taburetes, el tapiz, la mesa y el humidor de artistas de Palma Soriano; y 21 humidores de madera pintados por manos matanceras.
Y una muestra de esa maravillosa y paciente labor que sin dudas es el coleccionismo también estará en el stand de Puro Arte en FIART de este año. Piezas de coleccionistas tan famosos como René Castellanos, Fidel Díaz, Miguel Cabrera, Roberto Arango, Yordanka Sosa y Humberto Véliz serán exhibidas.
Por la pasarela de FIART en Pabexpo también desfilarán modelos de la colección de Fantasía, de Puro Arte, que exhibirán piezas de los grupos Manos, de Santa Clara; Cuentas de Esperanza, de Ciudad de La Habana; y de los diseñadores del patio Maya Sierra, Liubov Dimitrishina Ivanosna, Alexander Rodríguez y Antonio Alvarez Frontado, entre otros.
“Esta será una ocasión excelente para promocionar esas obras, que muestran el alto nivel técnico de nuestros artistas y la capacidad de reflejar, de reflexionar de manera creativa en torno a las tradiciones de nuestro pueblo”, afirmó Luis Octavio Hernández, presidente de la filial provincial de la ACAA.
Organizado por el Fondo Cubano de Bienes Culturales, FIART brinda oportunidades excepcionales para promover y comercializar las obras, así como para intercambiar con otros creadores y con el público mismo.
Durante su desarrollo se realizarán expoventas, talleres, desfiles de modas, exposiciones colaterales y encuentros teóricos.
Al finalizar, se otorgará el Premio FIART, el Reconocimiento por la Obra de la Vida y el Premio a la Maestría Artesanal.

Homenaje al Che

por Maritza Tejera

La inauguración del Salón Hasta la Victoria Siempre en la galería principal de la filial provincial de la Asociación Cubana de Artesanos Artistas (ACAA) devino homenaje nacional de la Asociación al Guerrillero Heroico.
El propio lunes 8 de octubre, a 47 años del asesinato del Che y fecha de apertura de la muestra, se dieron a conocer los resultados de la convocatoria.
El primer lugar recayó en Adolfo Paradis, con su cerámica en terracota Hecho historia; el segundo se otorgó a Edgar Martín, por su cerámica patinada Ideales; y el tercero, a Andrés Ciesielski, por su trabajo en madera Junto hasta la Victoria.
También se otorgó una primera mención a Ramona Gracia, por su obra en gasa, entintado y naturaleza muerta Luz de Victorias; mención especial a Ana Rosa Hernández por su obra en esmirna o afelpado Siempre presente; y mención a Idalberto González, por su trabajo en madera, Presencia.
IMAGEN
Paralelamente, en la planta alta de la Asociación yumurina también quedó abierta al público la muestra personal Imagen, de Raúl Fidel Cruz, uno de los artistas matanceros que más ha trabajado la impresionante figura del Che, fuerza y luz de cuya atracción no ha podido escapar su creatividad.
Especie de encantamiento que comenzó cuando pequeño dibujó a tinta una réplica de la famosa foto del Comandante Guevara captada por Korda. Aquel dibujo apareció en los murales de la escuela.
De entonces a acá la imagen del Che ha sido recurrente en la obra de este artista.
De sus talentosas manos ha emergido el guerrillero desde una piel, un óleo, una valla, un mural… y hasta una plumilla del héroe fue reproducida en más de tres mil ejemplares en 1997.
Al cumplirse cuatro décadas de la desaparición física del Comandante en las montañas de Bolivia, Raúl Fidel inauguró su muestra personal confeccionada en lienzo con la técnica de la sanguina, un modo personal de ver al Che, a la que él tituló simbólicamente Imagen.
Esa fue su forma de honrar la memoria del héroe grande.
Estas muestras se mantendrán expuestas en la sede de la ACAA, en la ciudad de Matanzas, hasta el próximo 20 de octubre.

viernes, octubre 12, 2007

Aniversario 15 del Taller de Cerámica de Varadero

Por Giselle Bello
Quienes por estos días visiten la sala polivalente de la galería de arte Pedro Esquerré, de la ciudad de Matanzas, tendrán un feliz encuentro con la muestra Más allá del barro, homenaje y resumen de los 15 años de labor creativa del Taller de Cerámica de Varadero.
El pasado 3 de octubre esta institución recibió su onomástico plena de vitalidad, con un quehacer artístico que trasciende las fronteras de lo comercial y lo utilitario.
Partiendo del barro en su estado prístino, la misteriosa pasta roja, los ceramistas de Varadero hacen nacer sus creaciones. Piezas que coquetean con lo escultórico, lo expresionista, lo grotesco, la ironía, el horror y el absurdo para conformar su verdadera sustancia discursiva.
“El taller ha establecido los cimientos de una cultura de la cerámica sin precedentes en Matanzas -afirma Sergio Roque, fundador y director durante los 10 primeros años- Bajo su techo ha crecido una generación de artistas con una identidad visual que los une y a la vez los diferencia de los del resto de la Isla.”
Por sus favorables condiciones técnicas y el clima de cordialidad con que allí se trabaja, la plaza varaderense ha atraído a los más grandes creadores del país: Alfredo Sosabravo, Zaida del Río, Flora Fong, Pedro Pablo Oliva, Ernesto García Peña, Kcho y Nelson Domínguez, quien volvió para estar presente en una celebración de la cual se siente parte. “Vine por primera vez para la inauguración de este espacio y lo he visto desarrollarse, definir su estilo, destacarse por su profesionalidad, todo lo que hoy se evidencia en los eventos de cerámica donde sus artistas se llevan la mayoría de los premios.”

miércoles, octubre 03, 2007

Lo que el viento no se llevó



Para que el viento no se la lleve, Ado Iacobelli presiona el obturador de su cámara fotográfica y para siempre atrapa la humilde y a la vez deslumbrante labor cotidiana del artesano típico de Venezuela, de sus más diversas ciudades.
Ahora, como parte del convenio de colaboración cultural del ALBA, el fotógrafo trae algunas de estas imágenes (más de 30) a la ciudad de Matanzas, donde permanecerán expuestas desde 19 de octubre y hasta el 18 de noviembre en la galería de la filial provincial de la ACAA.
Aunque italiano de nacimiento, a los 30 años se estableció en tierras venezolanas y se encariñó tanto con la patria adoptiva que se ha obsesionado en buscar sus más grandes secretos, sus más grandes verdades fotografiándola una y otra vez “desde casi todos los ángulos y con todos los lentes, para dejarla impresa –rincones, obras, hombres y paisajes– en cientos de negativos, diapositivas y papeles”.
En cuanto a su interés específico por los oficios tradicionales y artesanos, debe decirse que se despertó desde 1972 y le ha permitido guardar para la eternidad la memoria de labores que, en algunos, ya hoy en día apenas se practican o han dejado de existir, desplazadas por la contemporaneidad: el zapatero, el tallador de bastones y figuras religiosas, el fabricante manual de muebles e instrumentos musicales, el confeccionador de tejidos, entre otros.
“Iacobelli –se dice en el texto del catálogo de su exposición–, al igual que los pintores viajeros en la segunda mitad del siglo XIX y los pioneros de la fotografía nacional, se ha ocupado en los últimos cuarenta años de registrar y dejar testimonio del paso de un mundo rural a la construcción de las primeras ciudades, del paisaje cambiante de un país. Ado Iacobelli documenta con la fotografía las costumbres y las formas de vida en Venezuela (...)
“Oficios que se lleva el viento (como se nombra la muestra) es (...) una serie de fotografías documentales llenas de vivencias, cargadas de expresiones espontáneas, motivadas por la admiración y la ambición por dejar un testimonio de la creatividad y el trabajo de estos artesanos venezolanos.
“Como fotógrafo, Iacobelli es también un investigador que se desenvuelve no solo como un espectador, sino como un testigo cómplice que logra establecer una amistad y a la vez no interferir, con su cámara, en la actividad del artesano.”
“Para el artista cada imagen debe hablar por sí misma; esta tiene que decir todo. El uso de los planos generales y de líneas diagonales en la composición, ángulos de toma en picado y en contrapicado; según sea la actividad que se ejecuta o el ambiente en el que se labora, mostrando la materia prima, las herramientas de trabajo la artesanía ya concluida. Variando la velocidad del obturador logra capturar el movimiento, o dejar que esté presente para mostrar la habilidad manual de la persona que ejecuta el trabajo.
“La pasión por la artesanía y por Venezuela ha impulsado a este inmigrante a recorrer un sinfín de lugares (...), recopilando en su archivo un retrato social, antropológico y sociológico, lleno de valores estéticos, para dejar a generaciones futuras un legado y resaltar así la importancia de la tradición en la construcción del presente.”

Ado Iacobelli (Salermo, Italia, 1927)
Comenzó como fotógrafo en 1947, en Italia, haciendo retratos de estudio. Trabajó para el ejército italiano, para United Press y otras agencias de noticias europeas, y realizó foto-fija en los estudios de la Cinecittá.
Llegó a Venezuela los 30 años, donde continuó su labor como fotógrafo. Ganó en 1979 el premio Mejores Fotografías Documentales de la Biblioteca Nacional y en 1995 fue nombrado Maestro Honorario de Fotografía de la Asociación Venezolana de la Comunidad Fotográfica y Afines.

Tejiendo la historia de la cestería

Por Norge Céspedes

En el poblado de Guanábana, a inicios del siglo XX, el trabajo de la cestería consiguió un despegue notable que fue punto de partida esencial para el desenvolvimiento de esa manifestación creadora en la provincia de Matanzas.
“En cierta forma pudiéramos decir que fue ahí cuando nos nació, como tradición popular, el arte de la cestería”, afirma Luis Orihuela Sánchez, autor de una investigación en la que realizó un acercamiento inicial al desarrollo de esta modalidad creativa en el territorio.
“No conocemos hasta ahora otro antecedente que ‘le quite’ dicho mérito a Guanábana, aunque debe reconocerse que otras localidades vecinas, guiadas por su éxito, también se entusiasmaron con la confección de esos objetos artesanales, demandados por su utilidad práctica en la vida cotidiana.”
En su investigación, apoyándose de manera especial en diversos testimonios orales de creadores que ‘tejieron´ con sus propias manos esa etapa, Orihuela puso en claro cómo la cestería llegó al poblado.
En el siglo XIX vivía en San Cayetano, en un ingenio azucarero próximo a Triunvirato, Cecilio Miranda, conocido como El Isleño, quien se dedicaba a fabricar canastas, elaboradas con caña brava.
Las empleaban en el propio ingenio para botar el bagazo resultante de la producción azucarera, y también las aprovechaban los campesinos de la zona, para trasladar o guardar viandas y frutas, así como en otros menesteres domésticos.
El Isleño no fue egoísta con sus habilidades para la elaboración de esos objetos y se las transmitió a varios parientes suyos, que residían en Guanábana: específicamente a Narciso Santana y a los hermanos Matos.
Luego ellos, de forma paulatina, se las trasladaron a otras familias y vecinos como los hermanos La Rosa, los Jelín, los Orihuela, Vicente Hernández, Manuel Rodríguez, Juan Herrera y otros.
Desde 1910 y durante varias décadas, el poblado se transformó en un enorme taller, donde semanalmente se fabricaban cientos de cestos, comercializados en La Habana y en otras ciudades de la Isla.
Narciso y los hermanos Matos se mantuvieron entre los que realizaban más finas labores. Los Matos se especializaron en cestos para frutas y llegaron a establecer un taller en La Habana.
Pedro González, por su parte, se dedicó a hacer estuches para cinco botellas y botellas forradas que vendía a Ramón del Collado, propietario de una fábrica de ron con negocios en el extranjero.
Él mismo cestero de primera línea formado en aquella época primigenia, Luis ha confesado que se incorporó a esta tradición a partir de Restituto, el hermano mayor.
“Éramos de Triunvirato, pero teníamos parientes en Guanábana; allá aprendió Restituto y luego hizo de profesor conmigo y con los otros hermanos, pues se trataba de una manera de ganarnos la vida, aunque los pagos eran miserables”, explica.
“Cuando triunfa la Revolución, ante las ofertas de trabajo mejor remuneradas que se presentaban, la cestería empezó a decaer como oficio; sólo algunos continuamos, pues, más que oficio, era ya sentido de nuestras vidas.”
Su pasión por la actividad creativa halló una gran recompensa en 1972, cuando logró inaugurar la que se conoce como la primera exposición de cestería en Cuba, dentro del periodo revolucionario.
El acontecimiento se produjo en la Galería de Arte de Matanzas, cuyo director, Pedro Esquerré, lo había animado y prestado el máximo apoyo. Expuso más de 20 piezas de diversos modelos que causaron un singular impacto estético.
Desde entonces la obra de Luis Orihuela Sánchez, sostenida contra viento y marea, funcionó como una especie de puente entre fundadores y nuevas generaciones de hacedores de la cestería, una manifestación artesanal que proviene de tierras españolas (traída sobre todo por los nativos de Islas Canarias), pero que poco a poco fue adquiriendo un sello, una perspectiva más cubana.

*La investigación a la que nos referimos en este trabajo la descubrimos en los fondos de la Biblioteca Provincial Gener y Del Monte. Se titula “Breve Reseña de la Cestería en Matanzas”, y fue presentada por Luis Orihuela al Primer Simposio de la Cultura Matancera efectuado en 1983.