Diálogo entre la fe y la cultura: Acerca del Salón de Arte Religioso La Caridad nos une

Por Antonio Fernández Seoane

Los cubanos todos –no me atrevería a encerrar este espectro sólo en los católicos, ni tan siquiera del mundo, pues se trata de una de las tantas conformaciones corpóreas o advocaciones de la Madre de Jesús- estamos en pleno jubileo ante los cuatrocientos años del hallazgo de la bendita imagen de la Virgen de la Caridad en la Bahía de Nipe, “como un ángel de blanca vestidura”, según significa Luisa Perez de Zambrana en un poema dedicado a ella… Y es lógico, el suceso (a celebrarse exactamente en el año 2012) reviste claras formas de identidad cultural al designársele el atributo honorífico de Patrona de Cuba…

El hecho, además, marcó varias Misiones Nacionales ante acontecimientos de relevante importancia para nuestra historia: las procesiones o peregrinaciones de esta imagen que, si no la original, era sustituida por otra de especial envergadura, la venerada Virgen Mambisa, la misma que se veneraba en la santiaguera Iglesia de Santo Tomás Apóstol y que muchos cuentan, también, fue llevada por los insurrectos de la independencia cubana en la época colonial al escenario del real combate, a la manigua redentora… Primero, entre 1951 y 1952, para conmemorar el Cincuentenario de la República; otra vez, la segunda, ante la preparación del pueblo cubano para el histórico encuentro con el Santo Padre Juan Pablo II, realizado en enero de 1998, ocasión en la que el Sumo Pontífice la coronó y la declaró como Reina de la República, en su definitivo Santuario, aquel 24 de enero de hace trece años, con el incomparable titulo de Nuestra Señora de la Caridad del Cobre…

Ahora, con el punto de partida en el pasado y hasta el próximo diciembre como culminación (2010-2011), la Virgen Bendita de Cuba vuelve a salir a ciudades, pueblos y caseríos, puertos y zonas montañosas, talleres, escuelas, fábricas y nuestras singulares casas de tabaco, para saludar los cuatro siglos de habérsele encontrado sobre las aguas marinas…

Dentro de unos días, la imagen de la Patrona de Cuba o la Virgen Mambisa, lo mismo da, entrará y vivirá esos cuarenta y nueve días en la Atenas de Cuba, Matanzas toda… Y esta provincia, ¡qué mejor!, se ha preparado también desde la cultura artística…

Feliz idea ésta, entonces, la de unir intereses comunes entre la iglesia y el arte, en este caso, del Obispado y su Comisión Católica para la Cultura y la filial de la ACAA, de Matanzas, en el Salón de Arte Religioso Cristiano, al amparo temático de La caridad nos une… Cuarenta creadores (tres de ellos en carácter de especiales invitados), en diversos modos y tendencias –desde el naif y hasta el expresionismo- y sobre múltiples soportes –desde la fotografía instalada o en serie, la escultura, la pintura y el dibujo, el arte aplicado y la artesanía- respondieron a esta audaz convocatoria, sin émulas pretensiones con eventos de esta categoría que ya han alcanzado el reconocimiento en su trayectoria, como lo es, sin dudas, el SALON NACIONAL DE ARTE RELIGIOSO, del Centro Cultural y de Animación Misionera SAN ANTONIO MARIA CLARET, de Santiago de Cuba. De seguirse haciendo, como se pretende, este salón, en todo caso, podría ser el “puente” matancero hacia el tránsito más seguro –amparado por el ejercicio experto de críticos, especialistas y creadores que en él trabajaron- al mencionado certamen oriental…

Sin pretensiones, repito, también desde la óptica de la noble creación en la vocación universal del arte…; son obras salidas del corazón y el respeto, sabedores todos sus autores de la significación de esta Madre del Cielo y que han sabido ofrendarle a ella, la Patrona de Cuba, sus diademas de existencias en narrativas sencillas o complejas, ingenuas o escabrosas, pero con la confianza de venerarla desde sus personales firmamentos en la reconstrucción de una fraternidad que no se puede dejar empañar por ninguna absurda miopía…

¡Honor a nuestra Reina!, la madre indiscutible, desde la fe, de todos los cubanos: este evento ha sabido estamparle el tierno beso, con la huella indeleble de la propia invención artística…