Significativos hallazgos arqueológicos en asentamiento neolítico de Limonar
Por Adrián Álvarez Chávez, presidente del Grupo Manuel Santos Parga
Ilustración cortesía de Luis Enrique González Hoyos
De todas las comunidades aborígenes que poblaron Cuba, los agricultores ceramistas o neolíticos fueron los de mayor desarrollo histórico social.
Procedentes del área del río Orinoco, se desplazan por el arco de Las Antillas menores y mayores, para arribar aproximadamente en el año 500 d.n.e., al extremo oriental de la isla.
Caracterizados por la práctica de la agricultura y los conocimientos alfareros contaban con desarrolladas creencias animistas y un panteón de deidades y personajes mitológicos.
De esta cultura se reportan en Matanzas los asentamientos El Morrillo y Caunavaco al norte, y Cocodrilos en Ciénaga de Zapata, así como un conjunto de cuevas funerarias hacia el interior del río Canímar y algunas evidencias aisladas en varias zonas de la provincia.
En septiembre del año 2004 exploradores del grupo Manuel Santos Parga, descubrieron un nuevo asentamiento neolítico, bautizado La Cañada y localizado en las coordenadas X438-333, Y353-147, en las márgenes del río San Juan, en zonas pertenecientes al municipio de Limonar.
Las colectas de superficie han permitido rescatar fragmentos de vasijas de cerámica y de burén (disco de barro sobre el que se cocinaba el pan de yuca o casabe), fragmentos de hachas petaloides, olivas sonoras y cuentas líticas de collar.
Algo significativo fue localizar restos de un recipiente de cerámica portador de la deidad de la lluvia: Boinayel.
El receptáculo, decorado por incisión y aplicación, presenta ojos humanos en forma de granos de café, del que parten dos líneas o surcos gruesos simulando lágrimas, bajo una tira o arco aplicado, que sugieren ser las extremidades (1).
La evidencia descrita , identificada en la arqueología nacional como “carita llorona” o “ llora lluvia”, constituye la más acabada representación artística de boinayel colectada hasta el presente en zonas de la actual provincia de Matanzas y del occidente nacional. Una evidencia muy similar, fue localizada años atrás en la cueva Nuevo Mundo, en la provincia Granma.
Según la mitología aruaca, boinayel es hijo de boina, la serpiente parda vinculada a las nubes cargadas de lluvia y era hermano gemelo de Márohu, deidad del buen tiempo, quienes juntos mantenían el equilibrio de la naturaleza.
Los ancestros habitantes de La Cañada, desde una apacible meseta de 60 metros de altitud, en las riberas del San Juan, imploraban lluvia en tiempos de sequía. La necesitaban para sus cultivos, fundamentalmente la yuca, base y sustento alimenticio principal de la comunidad asentada en el lugar.
0 Comments:
Publicar un comentario
<< Home